No hay duda.
Es él.
Ya está aquí.
Es él.
Ya está aquí.
Puntual, como cada año, ha llegado a la cita.
El último en claudicar fue el nogal de Papá Noel. 







Desde su nacimiento siempre había tenido la intuición de que su belleza iba ligada indisolublemente a su tragedia.
Mientras los Hijos de la Revolución proclamaban con toda solemnidad la igualdad de la que participan los hombres y consagraban los derechos de los ciudadanos y de los solitarios, algunos aristócratas, sin duda impulsados por el miedo a perder sus cabezas, por temor a que cayeran en el barro las pelucas que adornaban sus cabezas, huyeron a través de los campos de trigo y de centeno.
Ya había amanecido cuando dieron por tomada la Bastilla.


En el tiempo que llevo aquí, recorriendo, descubriendo, desvelando, viviendo Patacosmia, cada mes nuevo que ha llegado se ha recibido con desfile triunfal, con confeti, coche descapotable y la gente enfervorecida, sonriendo, gritando, alzando los brazos, aplaudiendo, saltando.


Al salir de lo hondo del lago he lado, tal vez mis sentidos se encontraban afectados. Pero no he podido dejar de ver la puerta -protegida por una tela tenue y sin hilo.
La puerta me llamaba, con su voz de puerta.
No he sentido miedo. Al contrario.
Al otro lado me recibe una lluvia fina, incapaz de mojar pero con el divertimento caprichoso de diluir los perfiles de las cosas.
Sin embargo, si miro hacia las cùpulas que redondean el cielo, creo que puedo decir donde he ido a salir.


Abandono la vida subacuática, en la que los sonidos son más blandos y el sentido del tacto proporciona mucha más iNformación, y más valiosa, que en la superficie (por ejemplo te informa si se acerca alguien, sea pez o presentimiento).
Como estaba amaneciendo y la luz, en lugar de iluminar, se entretenía todavía con caricias nocturnas, no pude ver que era lago y no camino donde me adentraba. 
No es la primera vez que duermo en una habitación orientada al Oeste y por la que entra suavemente el sol para despertarme.
Los Servicios de Apuestas y Pronósticos habían avanzado una noche de temperaturas bajo el umbral. Necesitaba un lugar donde dormir. Y los puentes estaban llenos.