31 diciembre, 2007

CUATRO

Ya ha completado un número impreciso de años luz. Es entonces cuando se le revela una de esas verdades prácticas que suele ser útil en cualquier universo. Ahora ya lo sabe y nunca lo olvidará. Sabe que uno no tiene nada más que decir cuando las palabras que le quedan en los bolsillos no son susceptibles de provocar cambio alguno. Entonces es mejor callar, o irse. Que viene a ser lo mismo.
El problema de la noche singue sin resolverse. ¿Cómo atravesarla, atravesarla cada vez por entero?

24 diciembre, 2007

CINCO


Una columna de salmos atraviesa el espacio interestelar como una lanza de sonido. Son los cánticos de júbilo y alabanza por la encarnación de un dios:
Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
El argonauta ha llegado a la mitad de su viaje, a ese punto exacto en el que desaparece la atracción de la gravedad del mundo que abandonas y aún no ha aparecido la del mundo al que llegas. Es una especie de flotar en el vacio. Lastres e inercias han perdido toda su influencia y el movimiento solo se puede imaginar a costa de una voluntad que se imponga y se quiera en camino.
Bajo su cúpula craneal resuenan los ecos de las palabras del profeta ciego caminando por el jardín:
El ejecutor de una empresa atroz debe imaginar que ya la ha cumplido, debe imponerse un porvenir que sea irrevocable como el pasado.

18 diciembre, 2007

SEIS

No tiene brújula, pero sabe que en este instante amanece en la Tierra porque percibe un evanescente aroma a frío.
Listo para ser ingerido, aprieta en uno de sus puños un fármaco con forma de cápsula. Es la creacción más avanzada de la Ciencia aplicada, la síntesis de la inspiración, el valor, la voluntad y la locura que movió a Núñez de Balboa, a Roal Admunsen y a Edmund Hillary en su afán y ansia de nuevos océanos, cumbres y polos.
Es consciente de que para avanzar debe desprenderse también de ciertos recuerdos que le son muy caros. Debe desprenderse. Desprenderse. Desprenderse.

11 diciembre, 2007

SIETE


Es precisamente al atardecer -atardecer, que en el Espacio es pura imaginación, volátil construcción con los restos de los miles de atardeceres que le fueron concedidos en la Tierra- cuando recuerda las palabras del Extranjero:

Si a pesar de todo llegara a haber violentos, pues una vez desaparecidos los más virulentos, los que hasta entonces eran los más sensatos, sienten ganas de estar "a la cabeza" y de dominar, se les da primero una oportunidad para que vuelvan a su primitiva sensatez. De lo contrario, se les detiene en la antepenúltima etapa. Ahí los anclamos. Nunca harán más que ver la tierra prometida, verla en tumultuosos deseos. Alcanzarla, no lo conseguirán jamás.


El argonauta recupera todas estas enseñanzas para cuando llegue al destino propicio y tenga que crear un mundo.

06 diciembre, 2007

OCHO


Aunque la niebla se espesa hasta el munto de la nata montada, el argonauta intuye que en la parte externa del espacio, siempre más desprotegida, "ángeles en minicar recorren esta noche las bóbedas celestes y el Muchacho Tres Cuerpos muestra su redonda barca, lejos de la multitud".
Todos los desaparecidos del tiempo asisten, como última esperanza, al discurso de apertura del Barón Mordok. "Sol hirviente e hiriente, en selvas de terciopelo. Allí donde se aburre el unicornio y donde niños desprovistos de piel dan gritos al presentir la mordedura de la azucar, allí, hemos de plantar nuestra tienda y mostrar al mundo, al mundo, la belleza de una geografía no mancillada por ningún reflejo inoportuno".
El argonauta, sin embargo, ya no tiene capacidad para engañarse y sabe que se trata tan sólo de un hilo de luz en la retina alquitranada de aquel muchacho que se vació en sus venas una carga excesiva de mercurio y que pervive en la memoria de antiguos radioaficionados, fervientes fans de la Transilvania Broadcasting Corporation.