29 enero, 2008

PRÓLOGO

- Sí, lo confesaré, ya que no he podido ocultarlo a su sagacidad. Calzo un número treinta y seis y estos zapatos se los… digamos que se los robé en un descuido a mi amiga Rachilde para asistir al entierro de mi querido Mallarmé. Los revólveres son dos auténticos Browning. Como se podrá imaginar, cargo munición de fogueo, para no abandonar las esferas de los símbolos, y no suelo disparar si no es que me provoquen con un pertinaz tartamudeo o me exasperen con divagaciones sobre teorías estéticas.

Se trata de un hombre con melena lacia dividida en la mitad de la cabeza. Monta bigote delicado. Viste una camisa de papel y corbata dibujada con tinta sobre ella. Estrecha el final de ambas perneras de sus pantalones con pinzas de tender la ropa. Y como complemento de suprema incoherencia, de su hombro derecho cuelga una caña de pescar.

Quieto como una estatua retirada de su avenida, fuera de lugar como un bronce ecuestre de dimensiones naturales en un almacén administrativo, el hombre aguarda una respuesta.

ALFRED JARRY, FUNDADOR DE LA PATAFÍSICA
(Extraído de la novela LOVE IS A GAME)

24 enero, 2008

CERO

Ha llegado al final, que es el principio. El 0, la nada en la que se produce la transformación de los elementos y de las fuerzas.
Ha dejado atrás la última puerta. Silencia los reactores. Inicia las maniobras. Mente concentrada y pulso sereno.
Antes de abrir las escotillas y extender las rampas, repite las palabras del maestro en coraje, al que quemaron en la hoguera:
"Oh dificultades que soportar, clama el cobarde, el veleta, el que carece de ánimo, aquel que tiene la cabeza llena de pájaros. La tarea no es imposible, aunque sí difícil. El pusilánime debe hacerse a un lado. Las tareas fáciles son para el rebaño y las personas vulgares. Los hombres excepcionales, heroicos y divinos superan las dificultades del camino y arrancan una palma inmortal de la necesidad.
Tal vez no llegues a alcanzar tu meta, pero aún así corre la carrera. Invierte tus fuerzas en tan alta empresa. Sigue luchando con tu último aliento"

Es la hora.

16 enero, 2008

UNO

Si algo tiene de molesto la gravedad cero es que las advertencias flotan igual que pelotas de espuma y, allí donde gires, al incorporarte de la última voltereta, te encuentras con ellas, suspendidas en mitad de tus ojos para que no puedas obviarlas.
Al despertar de la siesta, una de ellas le espera. Es lo primero que se encuentra de vuelta al mundo de los despiertos: Una vez que traces un camino, te será muy difícil volver a campo abierto.

Casi todas la advertencias tienen una puerta de atrás por la que eludirlas. El Argonauta se vuelve a dormir. Ya no quedan muchas horas. Es posible que en una semana despliegue la nueva bandera.
Sueña con un caballo que devora a la mujer luna-

09 enero, 2008

DOS

Ni siquiera se preocupó de fijar unas coordenadas en el programador de rumbos. Sabe que no hay otro destino posible que el que elige el azar, ni tampoco mejor viento.
Alguien le habló de la lealtad a los recuerdos. Fue en una lengua del pasado que todavía necesitaba del alfabeto para sostenerse en pie. Lenguas anfibias que, sin embargo, no alcanzaron el peldaño evolutivo de las alas.

La nave se inunda de serenidad en estado líquido. Ahora es consciente de que él y sus perseguidores, cuando lleguen, habrán de pasar por el detector de recuerdos para entrar limpios, y que a continuación, se les entregará una cartilla con hologramas móviles para aprender la correcta utilización de los cubiertos.


Sabe también que ningún cielo es eterno, tampoco el de plástico verde de las tiendas de campaña en las noches de verano en el planeta Tierra.

04 enero, 2008

TRES

Siempre he pensado que algo tuvieron que influir las planicies africanas sin fin. Addis Abeba ¿Se te ocurre un nombre más bello para una ciudad? ¡Ah, si yo hubiera nacido en Addis Abeba! No me mires así. Addis Abeba. ¡Dilo tú! ¡Pronúncialo! ¡Addis Abeba!

- Addis Abeba.

- . Al pronunciarla puedo saborear el orgullo de los reyes etíopes, sentir la velocidad del guepardo, oler el miedo de la cebra y llorar, llorar, llorar por el hambre y la muerte de los niños y los pozos secos.

-Addis Abeba.