30 mayo, 2008

REPONEDORES DE DÍAS


Con el tiempo sucede lo mismo que con las balas: así como de aquellas lo que realmente da miedo es la velocidad con la que se dirigen hacia el blanco, del tiempo, lo temido es que pasa.
"Pasar" es el verbo que con más acierto se puede predicar del sustantivo "Tiempo".
El tiempo pasa.
¡Irreparablemente! -añade Horacio.
Y al hombre le angustia ese pasar el tiempo, inexorable.
Pero aquí, en Patacosmia, se ha desterrado a ese gran enemigo de los hombres y de su felicidad: el miedo.
Por ejemplo, en lo referente al tiempo, claro que nadie puede evitar que deje de pasar, pero todo puede hacerse de manera amable y educada.
Antes de que la ciudad despierte, los reponedores de días dejan delante de cada puerta un enorme calendario con el día que acaba de comenzar. Bajo el día puede leerse "Bienvenido".
De esta manera, lo primero que se encuentra uno al sarlir de casa es la bienvenida a un nuevo día.

26 mayo, 2008

MEJOR QUE EL CAFÉ

Hacia el mediodía, coincidiendo más o menos con la hora en que los trabajadores y empleados de otros universos, se toman el café de media mañana, en Patacosmia, tanto en las ciudades como también en otros escenarios de montaña y en los bosques que aparecen en la Guia de Lugares Propicios, hombres y mujeres, así como determinadas especies de insectos, se abrazan y se besan.
Esta medida fue aceptada por todos de manera espontánea, pues saltaba a los ojos que los efectos de esta práctica resultaban mucho más reconstituyentes que la cafeína, además de producir, colateralmente, un efecto balsámico en las personas, que están de mucho mejor humor y más amables. Lo que en principio, sin duda alguna, parece comprensible y lógico.
Sobre la modalidad de los besos y de las caricias, así como de su intensidad, como no podía ser de otra manera, se deja a elección de las parejas y a sus apetitos.

21 mayo, 2008

VESTIDOS DE SÁBADO EN DOMINGO


Y sin embargo, me apetecía sentarme. Y he encontrado este cajón de arena. Y me entretengo mirando a los que pasan. Con cuidado, sin meter ningún ruido al deslizar mis ojos sobre ellos. Para que no se asusten.
Es domingo, eso creo, aunque la gente va vestida de sábado de noche: negros, tacones, gasas, medias, corbatas, ... y perfumes cargados de almizcle.
Cuando llegué a Patacosmia esta circunstancia -ir vestido de sábado un domingo- me hubiera llamado la atención y hasta quizás me hubiera confundido. Pero ahora ya voy conociendo la dinámica de las imaginaciones de los granjeros felices que aquí somos.
Tiene su lógica, veréis.
Es muy fácil, los domingos, reconocer en un semáforo, en una cafetería, a las parejas que viviendo separadas han pasado una noche juntos: por la ropa que llevan, que siempre es la de ayer, por esos vestidos que se eligieron delante del espejo, encajes que auguraban una espiral, casi rizo, de deseos. Y además, esas sonrisas... y ese no importar el despeinado...

Para evitar la tentación de señalar con el dedo, se aprobó por unanimidad el que las mañanas de domingo, quien bajara a la calle se vistiera como si se tratara de una noche de sábado.
Para de esta manera preservar la intimidad de los amantes.

19 mayo, 2008

FÓRMULA MAGISTRAL

No estoy cansado ni tengo sueño. Funcionan bien estas tres vitaminas que me entregaron junto con la bolsa de los árboles.
Al principio no lo comprendí. Quizás tenía la cabeza dispersa por el largo viaje. Pero Diego me lo explicó todo sin necesidad de que yo le interrogara. Me informó de que en Patacosmia es tal la pasión que se siente por la libertad de movimientos y de concepción, que no son posibles, ni siquiera imaginables, los laboratorios que fabrican fármacos por millares para enfermos anónimos y desconocidos. Como tampoco están bien vistas las tiendas de regalos que no sean únicos.
Aquí no, aquí la farmacología se inspira en el principio de equidad, que pretende dar a cada uno los suyo y lo que se merece, y que juzga lo igual como igual y lo diferente como diferente. Es lo que se conoce como Fórmula Magistral.
Para favorecer la apliación de esto, uno de los barrios de la ciudad, está ocupado por antiguas farmacias en las que antiguos boticarios preparan las fórmulas curativas en antiguos morteros de mármol.

Por lo que se refiere a las vitaminas, la fórmulas siempre se compone por tres de ellas, pero son exclusivas para cada uno. Cada uno conoce qué tres elementos deben mezclarse y componerse en comprimido o cápsula o jarabe para vencer su propio cansancio.
Obviamente, pueden cambiar.
¿Cuáles son los tuyos?

12 mayo, 2008

LOS DIEZ MUSLOMIENTOS

En el centro de una plaza ovoide hay unas escaleras mecánicas cuya altura no se alcanza a divisar y que nadie sabe exactamente de dónde descienden. Es por ellas por las que suelen bajar a Patacosmia los profetas.
Un letrero luminoso, como los que dan el turno en fruterías y pescaderías, va informando a los transeúntes y curiosos del profeta que se acerca en ese momento.
Ahora se trata de Muslés y trae consigo las tamblas en las que se encuentran Los Diez Muslomientos.
Primero: Amarás al muslo sobre todas las cosas.
Segundo: No tomarás el muslo divino en vano.
Tercero: Santificarás los muslos.
Cuarto: HoNrarás a los muslos progenitores.
Quinto: No muslarás.
Sexto: Cometarás actos con los muslos.
Séptimo: No hurtarás muslos.
Octavo: No dirás muslos falsos.
Noveno: Consentirás y tendrás pensamientos y deseos con los muslos.
Décimo: No codiciarás los muslos ajenos.

06 mayo, 2008

ME LO PROMETISTE AL OÍDO

Madre e hijo van de la mano. Los dos respiran la felicidad de ciertos atardeceres, cuando el día se ha cumplido, y las truchas se ceban en la corriente lisa.
Hay días que no necesitan de nada distinto de ellos mismos, nada extraordinario, ni siquiera un milagro, para acompasar el pulso de los humanos con el mismo latir del tiempo y de la naturaleza.
Entonces es esa paz, esa serenidad de espíritu, ese ánimo relajado y hasta contento. Es cuando los humanos no tienen miedo al propio devenir de la existencia y sonríen a lo que aún está por venir.

- Mama, el porteador y el enterrador tienen un parecido en la acción: transporte de vestigios terrestres de una morada a otra; sangre fría y habilidad en el manejo del embalaje de madera; utilización de cuerdas como accesorio; física y metafísica al servicio de lo cotidiano.
La madre mira al niño. Confirma sus sospechas: Sigmund no tuvo en cuenta la importancia y el efecto de las lecturas de antes de dormir (en lo que se refiere al condicionamiento y a la interpretación de los sueños).
Con estos pensamientos, han llegado a casa y el niño ya está en pijama y metido en la cama. La habitación es de colores cálidos y tiene un colgador con algunas de las galaxias más reconocidas. La madre le da un beso en la frente, pero el niño la coge de la muñeca:
- Mama, me lo prometiste al oído. Anda, cuéntame un muslo.