30 septiembre, 2008

LA VISITA II

Antes de continuar, quiero aclarar para aquellos que hacen complot contra lo imposible, que no vino a visitarme en sueños, ni tampoco por los pasadizos de las páginas. No. Vino él en persona. ¿Cómo explicar si no que oyera el sonido físico cuando llamó a la puerta?

Era él. No os quepa duda.

Esta mañana he tomado el tren que lleva hasta El Tigre. Luego una lancha que me ha dejado en una quinta de recreo –El Tamet-. En una pequeña isla llena de árboles y pájaros.

¿Encontraré aquí las rosas y las letras? ¿Se refería a esto?

Desde que he desembarcado un perro me acompaña fiel y silencioso. Ahora mismo dormita bajo la silla en la que me he sentado a esperar, a ver qué pasa. Pasa el río. También vino un gato, pero se fue luego.

Una isla. La que ha elegido el azar.

Espero mientras escribo esto.

Llega una barca. Baja una mujer. Me encuentra bajo la sombra redonda de un paraguas.

- Supongo que eres Oscar.

Asiento con la cabeza sin abrir la boca.

- Entonces, esto es para ti –me entrega un papel doblado en ocho- Adiós.

Hubiera querido decirle adiós también, pero no he tenido la certeza de mi voz.

Pienso antes de desdoblar la nota, que hoy esperaba una noticia del Norte y no ha llegado.

¡Qué le vamos a hacer!

Me levanto. Miro al perro, miro al río, miro al cielo y escucho el cacareo de las gallinas de la isla de enfrente.

El poeta Zuhair comparó el destino con un camello ciego.

Quién no ha sentido alguna vez que el destino es fuerte y es torpe, es inocente y es también inhumano.

Jorge Luís Borges.

25 septiembre, 2008

LA VISITA

A noche me vino a visitar. Supe que era él cuando llamaron a mi puerta –Hab. 906-. De alguna manera sabía que tenía que ser él.

¿Quién iba a ser si no?

Acababa de meterme en la cama – pasaban unos minutos de la medianoche-, agotado, después de todo el día de calles y callejas, que aquí miden por cuadras. El único descanso el de las librerías: Prometeo, Ateneo, Clásica y Moderna,..., y las casetas de viejo de la Plaza de Italia.

No había abierto aún el Libro de Los Números, cuando llamó a la puerta.

- Hacía tiempo que tenía pendiente esta visita –dijo solamente, sin solemnidad.

- También yo. Pero no estaba seguro de que aparecieras –le respondí y le señalé un butacón para sentarse.

Pasamos la noche toda hablando. Hablando y mirándonos. Sin apenas bucles de silencios. Él con los ojos de quien ya ha alcanzado la luz y no necesita ver más, para entender.

Del diálogo nocturno recupero ahora dos pasajes, que comparto con vosotros. El primero conviene más a escritores y artistas de distinto pelaje. El segundo debería escucharlo, al menos una vez, todo ser humano.

Como si se tratara de una confidencia fortuita, su voz deslizó este aviso en mis oídos:

Pasar de hojas a pájaros es más fácil que de rosas a letras.

Con el segundo moduló un tono más cercano para acercarme lo siguiente:

En Alejandría se ha dicho que sólo es incapaz de una culpa quien ya la cometió y ya se arrepintió; para estar libre de un error, agreguemos, conviene haberlo profesado.

Ambos pasajes los puso en boca de Abulgualid Mamad Ibn-Ahmad ibn-Muhámmad ibn-Rushd, más conocido y fácil de recordar como Averroes. Ignoro si lo hizo por timidez, por ocultar o, sencillamente, haciendo honor a la verdad.

Podréis imaginar que hablamos de muchas otras cosas. Aunque es posible que durante la noche diéramos vueltas hablando de lo mismo y yo no me diera cuenta.

Con el alba se despidió. Pero antes de irse me pidió que visitara la desembocadura del Río Paraná, pues le había quedado algo por contarme. Que si lo hacía, confiara en el azar y que dejara que fuera éste quien eligiera los canales y la islita propicia en la que recalar.

Continuará...

24 septiembre, 2008

DIOS Y LAS PALOMAS

Esta vez le he dado esquinazo al tranquilo y paciente otoño.
Después de 35 años de la más agradecida de las fidelidades, le he sido infiel. No acudí a la cita fijada de antemano por los equinocios.
No tengo motivo que alegar para no estar esperando en la esquina, como siempre, a la estación propicia de la espera.
Ya digo que no sé por qué, pero el caso es que salí volando y me vine a buscar la primavera, que también llegaba aquí -precisamente el mismo día- al Hemisferio Sur.
La primavera, propicia como nadie a esa espera en movimiento: la esperanza.
Eso sí, y sobre esto no hay refutación que valga, si no hubiera venido, si no estuviera aquí, ni Dios en toda su omnipotencia hubiera conseguido que me cagara una paloma en el hombro derecho, en la camiseta inmaculadamente blanca (hasta este momento).
Pero tal vez, quizás, si se piensa un poco, o mejor, si no se piensa, tal vez este y no otro sea el motivo: la manifestación cotidiana de la omnipotencia divina, una vez más, de todas las que nos pasan desapercibidas.
Dios escribe recto en renglones torcidos.
Cuando hablo de aquí, me refiero a la terraza del bar El Taller, en la Plaza Serrano -ahora Cortázar-, en el Barrio de palermo, en Buenos Aires.
A donde he venido a parar cuando me escurrí girando en sentido inverso por el desagüe del lavabo, aquella mañana.
Las palomas y Dios. ¿No os parece una relación extraña?

21 septiembre, 2008

DESAGÜES


Sin duda es de uno de esos fenómenos extraordinarios que aunque tengan una explicación lógica y científica son mucho más gratificantes de comprender como anomalías, milagros o conjuros. Sea como sea la noche no fue capaz de alcanzar al día. Yo veía como lo perseguía con sus garras chorreando sobras y estrellas pero el día, con el sol desbocado, era más rápido, más rápido, más luz:
Corre, corre, corre, corre,corre!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Hasta que miró atrás y ...... la vio tan cerca que comenzó a atardecer. Fue un atardecer en franjas de azul sólido, amarillo y narajan puros.
Se hizo de noche pero el tiempo aún no se había recuperado del susto y toda la noche saltando de una hora a otra, sin ningún concierto: las 3 am, las 10 pm, las 14 pm, las 9 am...
Ni siquiera tiene seguro si hoy comienza el otoño o la primavera.
Ya veremos.
Cansado de vagar en este tiempo vagabundo que no era un sueño, me levanté y me fui a la ducha. Me pareció que el agua escapaba por desagüe girando en sentido contrario, me agaché a observarlo con detinimiendo y....
... no sé si he sido yo el que ha encogido o el desagüe quien se ha agigantado, pero el caso es que giro con el agua por una tuberia que no se dónde desembocará.
Giro!
Desciendo!
No tengo miedo!

18 septiembre, 2008

CRUZAR


Cielos protéicos y tomates que cambian de color, un grafitti -Tempus Fugit- en el trozo que queda de pared que un día se ideó como parte de una nave inacabada, evidencian suficientemente y sin necesidad de sonrojarse el correr inevitable de este tiempo que no para, tampoco aquí, en Patacosmia.
Un hombre de aspecto venerable y amor insatisfecho -lo que imprime en sus ojos un tinte orgulloso y raído- me hace señas desde el otro lado del puente.
Ni siquiera lo pienso: cruzo el puente -¿Acaso tenía otra opción? ¿Era posible elegir no cruzarlo?.
- "Buenas tardes -me dice-. Me llamo Dante y yo también crucé ese puente, aunque de ello hace ahora muchos siglos. Al llegar a esta orilla, como no tenía nada que comer y todas las bicicletas que aún no habían robado estaban pinchadas, me senté a escribir La Divina Comedia:
Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura
ché la diritta via era smarrita.
¡Qué tiempos aquellos! Los investigadores descubrieron por estos versos que la inician, que la comencé a la edad 35 años: entonces era la mitad.

Pero dime, ¿Qué vas a hacer tú ahora que has cruzado el puente?"



09 septiembre, 2008

CIELOS PASAJEROS INCRIMINATORIOS



Los cielos no mostraron el menor desaliento cuando se les comunicó. No han cesado un instante de pasar sobre mi cabeza, aunque ya habían sido informados de que yo hibernaba y no podría verlos, ni podría sentir mi pequeñez al contemplarlos, ni maravillarme ante su belleza ni maldercirlos por ignorar aún todos sus secretos.
Entre otros, pasaron Casiopea -la princesa- acompañada por el Arquero y el Auriga, que traían al Delfín.
Yo hibernaba y no pude verlos.
Meto la mano en el bolsillo interior de mi chaqueta -donde llevo siempre el lapicero- y me encuentro un papel doblado en ocho. En el más interior de los dobleces alguien ha escrito:
"¿Estos cielos que pasaron sin que tu los vieras te parecen prueba suficiente de la existencia del mundo exterior objetivo e independiente del sujeto y de su percepción? ¿Se ha dado respuesta al oráculo de Berkley?"
No es fácil. Pensativo dejo de mirar al cielo y con los ojos de vuelta a la tierra comtemplo que los tomates han madurado y se han puesto rojos.

02 septiembre, 2008

REACTIVACIÓN


Siempre conviene despertar al atardecer, cuando las plantas trepadoras aún no se han desenredado de los alambres que las sostienen y es más fácil salir del estado de hibernación limpio de restos de placenta de sueños.
También hay algunos trucos o pautas -depediendo del sentido mágico o científico con el que observéis la vida- que facilitan el tránsito postvacacional:
No hacer movimientos bruscos y comenzar a moverse sin hacer demasiado ruido, como si fueran los primeros besos.
No conectar-se a todos los electrodomésticos y otras esclavitudes a la vez, sino escalonadamente, y si se puede prescindir de alguno, mucho mejor.
Lo mismo puede aplicarse para las prendas de vestir -no ponerlas todas ellas de golpe- y para el uso de cubiertos y otras convenciones.
Recuperar algunas viejas preguntas y plantearse otras nuevas, pero siempre manteniedo cierto equilibrio entre lo que ya fue y lo que aún no ha sido: es así como el presente se mantiene a flote en mitad de ambos océanos.
Estas son solo algunas, os contaría más pero acaba de llegar alguien y me pide por favor que le dibuje un cordero.