23 febrero, 2007

LOS TRECE DE LA FAMA


Que las grandes superficies requieren de grandes gestos, nos lo descrubría Patbell el lunes diecinueve a los que, ahítos de árboles, no habíamos caído en el claro de bosque de tan prístina verdad.
Que la vida necesita de gestos, aunque sean minúsculos, y que la memoria, la biografía, la misma realidad que uno es, está hecha de la carne y de los huesos de los gestos, ya puede verse en el arco que describe el brazo con la brocha dividiendo el lienzo con frontera roja.

Los grandes gestos no elevan al hombre por encima de su naturaleza, sino que lo llevan a abarcar su auténtica naturaleza, que es heróica por vivir en la tensión entre dos universos, por ser el medio entre todo y nada.
Un gesto de coraje puede redimir a un hombre que hasta entonces vivía atenazado por el miedo. Una decisión impetuosa puede salvar a un hombre pusilánime.

Francisco Pizarro ya había aclimatado su sangre al capricho de los vientos y de las tormentas al dejar Trujillo y embarcarse en la aventura del Nuevo Mundo. Sus ojos dieron la medida de la inmensidad al descubrir al lado de Nuñez de Balboa la mar océana del Océano Pacífico. Aún así o en virtud de ello sus días tenían ansia de más y desde Panama volvió a embarcarse en busca de otro imperio. Tuvo el valor suficiente para dejar en la Memoria la memoria eterna de su gesto.

En la Isla del Gallo, harapientos, hambrientos, desolados, sus hombres quisieron volverse atrás (en las sombras se movían las mezquindades de los hombres).

Pizarro desenvainó la espada. En la tierra de aquellas latitudes trazó con ella una línea que delimitaba el miedo del valor y separaría para siempre a unos hombres de otros. Entonces les miró a los ojos con sus ojos que no reconocían límites y les retó:
"Amigos, allí está el sur. Por ahí se va hacia la muerte y hacia la gloria. Por ese otro lado, hacia la comodidad y la molicie ¡El que tenga corazón que me siga!
Sólo trece cruzaron la línea divisoria: Los Trece de la Fama. Fueron los que conquistaron el Imperio de los Incas.

Qué pena que en los planes de estudio ya no se tenga en cuenta la Historia de España y de sus hombres, su memoria y sus gestos.
Salud.
Oscar M. Prieto

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora si alguien hiciera eso más de uno se troncharía de risa!! ahora seguro que unos dirían "bueno paso la línea pero algunos días vuelvo al otro lado, o paso la línea a cambio de una comisión en la conquista, o paso la línea si vienen mi hermano y..."

o..."pues yo hago otro línea intercultural aquí y a ver quien pasa la línea de la línea"!!!!

besos.

Anónimo dijo...

Recuerdo una noche saliendo de la sala El Sol, a punto el amanecer, tracé una línea en el suelo y sólo Cuco la cruzó. No sé donde acabamos desayunando después de alguna vuelta.

Anónimo dijo...

Un gesto puede dejar mas huella que cien vidas insípidas, se nos conoce por nuestros gestos, a algunos sólo por los ademanes, y otros se pasan la vida esperando ese momento, el de trazar la linea que deberán cruzar. Siempre les quedará el consuelo del "minuto de fama", Warhol decía que quince, la inflacción y el exceso de oferta los han reducido a uno.
Quie tenga buen estómago que se lea "Fantasmas" de Chuk Palahniuk, un libro de terror?? acerca del precio de la fama.
Buenos días,buenas tardes, buenas noches.(Ah, no, esto es de otro)

Anónimo dijo...

Cortés, conoceder de la debilidad humana en ocasiones, tuvo otro gesto: Quemó las naves. Así fue más fácil superar las tentaciones.

Anónimo dijo...

Yo también recuerdo esa noche, un sol nos acompañó durante toda nuestra travesía, gobernaba el PSOE por esa época, no quiero darle tinte político a mi comentario pero creo recordar que acabamos incordiando al perro de una "falsa" Cristina Alberdi. Hoy la volvería a cruzar.

Anónimo dijo...

Para rayas o líneas la que divide el pelo. Imposible cambiar de lado.