09 enero, 2007

QUIASMO

"Cuando quiero llorar, no lloro y a veces lloro sin querer"
Sin duda alguna, el ubérrimo Rubén Darío conocía que este verso encerraba en sus entrañas, además de un sentido, la forma de un quiasmo. Quiasmo: Figura de dicción que consiste en presentar en órdenes inversos los miembros de dos secuencias. RAE dixit.

M
e enfreto estos días a un quiasmo interrogativo con cuya respuesta se podrían llenar -y de hecho se llenan- manuales de Teoría de la Información y de Filosofía Política:


¿Los telediarios reflejan la realidad cotidiana de un país o la realidad cotidiana de un país es condicionada, i
ncentivada, inducida, configurada, manipulada por los telediarios?

De esto sabía un huevo Pepe Goebels, ministro de la propaganda y periodista.
Pero dejemos a un lado el enfangado firme de la actividad política y quedémonos a este lado del infierno.

En estas fechas que van de diciembre a enero asistimos a unos telediarios tipo que, por exceso de clichés, se hubieran podido retrasmitir perfectamente hace 10 o 15 años e igualmente se podrán repetir durante los próximos 10 sin que pecibamos diferencia alguna, salvo los peinados, estampados y ancho de faldas y de pantalones -aunque como esto también vuelve con el tiempo, puede ser que ni siquiera eso-.


Sin ánimo exhaustivo y sumariamente
enunciaré algunas de las noticias que enlatan en salmuera durante estas semanas los telediarios:

Todo comienza
con los agraciados del gordo y la botella de si
dra en la puerta de la administración de lotería, continúa con los millones de desplazamientos, con su correspondientes millones de recomendaciones. En años alternos tenemos la huelga de pilotos y de Renfe. Le sigue el elevado precio que en estos días alcanza la cesta de la compra y, como hay que estar al pie de la noticia, tenemos a un reportero en el mercado del barrio, con especial seguimiento a las gulas y al coredero. En el mensaje del rey no entro. (Saltos de esquí, Concierto de Año Nuevo, bendición Urbi et orbe). De nuevo los agraciados, esta vez los del niño, pero con la misma botella de sidra, y por fin los niños, la mañana de Reyes jugando en los parques solitarios con los nuevos juguetes, niños, por supuesto entrevistados. Cambio de decorado, se retiran los anuncios de perfumes, y ya tenemos a toda esa horda entrando en los grandes almacenes porque han comenzado las rebajas. De nuevo más recomendaciones, en esta ocasión desde las asociaciones de consumidores y usuarios. Finalizamos este períplo, con un último repecho, la cuesta de enero.
Y en ella estamos, buscando motivos para no meterse uno en la cama y pasarse el año o la vida hibernando como un oso humano.

Salud
.
Oscar M. Prieto

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Adormidera televisiva!! como nos aferramos los humanos a la costumbre, a lo conocido, y sin embargo todo está siempre desmoronándose, mientras no lo diga la tele...
yo creo que el futuro es la tele personalizada, pero de eso ya hablaremos!!

Anónimo dijo...

Es una especie de del Bill Murray en el día del topo de "Atrapado en el tiempo" (realmente día de la marmota "groundhog day")
Y entre esto, algo siempre conocido y manejable y un posible "panta rei" que desapareciese sin volver, nos aferramos siempre a lo conocido, sea bueno o malo, porque lo desconocido asusta. Eso al menos creen los gurús de las televisiones. O, quizá, quieren que creamos eso para tapar su falta de imaginación y creatividad, tirando de guiones multiplemente repetidos.

Anónimo dijo...

Efectivamente se trata de una falta de imaginación, que ni para el uso de un consolador tienen los productores de telediarios.

Anónimo dijo...

A todos los santones que se rasgan las vestiduras les deberían preocupar mucho más los telediarios, pues éstos pretenden tener apariencia de verdad y por lo tanto su engaño no sólo es más sutil, sino también malicioso, a diferencia de lo que Einstein opinaba de Dios.

Anónimo dijo...

Creo que mitad y mitad, yo ya no distingo los telediarios de la teletienda, y me parece mas "honrada" la segunda, que es mucho parecer. El canonizador tiene razón, nos sentimos un poco Bill Murray, pero como la peli tiene un metraje limitado, al final se rompe el bucle. Me temo que el de la tele navideña es una cinta de Moebius que seguiremos viendo hasta que la última marmota se haya extinguido. A algunos nos protege el viento, arrancando la antena e impidiendo que nos atrape la "pantalla amiga"
besos Pat, a ver si tropezamos pronto, como la última vez.

Anónimo dijo...

Me alegro de tener de nuevo por aquí y de saberte en el tiempo nuevo. Con tu permiso, cuelgo tu comentario en la delegación de Metacosmia en Periodista digital, que es lo mismo que este, pero sin fotos ni colores.
Cuando entres en este, si tienes tiempo, pinchas en el vínculo así sumamos visitas en el otro también.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias, ponlo en donde quieras, aunque por aquello de los colores y las fotos, este parece mas apropiado, yo, con tu permiso, haré lo mismo(los otros conjurados están de acuerdo, faltaría más...)