04 enero, 2007

ESPÍO LOS DÍAS


A salvo de la mezquindad de los hombres y de los zarpazos del tiempo, en mi refugio del Norte, espío a los días desde mi ventana, por ver si sorprendo en ellos algún cambio que los inculpe como reos de lesa majestad al Año Viejo, que los delate como elementos subversivos, revolucionarios, que conspiran para instaurar un nuevo orden, el del Año Nuevo.
Por la mañana el blanco sello de la helada, el rocío helado. Al avanzar la tarde la niebla baja, que lo diluye todo. En mitad, entre tarde y mañana, entre helada y niebla, el sol heróico, los paseos, la partida, los vinos, ... nada nuevo. Nada que denote cambio, corrupción ni regeneración.
¿Qué diferencia a estos días nuevos de los de hace unos días, que llamamos viejos? Tan sólo unos minutos más de luz, unos minutos robados a la noche como si fueran leche.

¿Tan sólo?
El año nuevo inicia un nuevo ciclo. El ser humano huye de la linea recta con pavor y busca siempre la comprensión del círculo. El círculo es como el viejo y amable maestro de escuela que nunca se cansa de repetir la lección hasta que todos la aprendemos.
El hombre tiende al ciclo, al círculo, a la repetición, porque se sabe imperfecto y a medio hacer y así encuentra la ocasión de aprender, de mejorar, de ser mejor, de saber de una vez cuándo se debe dar un beso y cuándo un puñetazo, cuándo hay que dar un paso al frente, cuándo hay que atar al orgullo en corto y cuándo hay
que ser un orgulloso, saber de una vez lo que es la primavera y exponer sin temor el corazón a todas sus sevicias.
Llega hasta aquí, hasta el alfeizar de mi ventana, el eco de las bombas y los llantos que provoca la muerte y la congénita estupidez humana. Aquí también se les llama hijos de puta a los culpables.

Mañana llegan Sus Majestades los Magos de Oriente y no sé qué me traerán, no sé si he sido bueno o malo durante el año, pero tengo todo este año para mejorar.

Ya pronto bajaré de la montaña y estaré con vosotros.

Salud.

Oscar M. Prieto

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tarde, pero regresando al fín a las páginas amigas, iba a escribir en el último post, pero como los toros, la querencia a las tablas, círculos, en mi caso, puede más que la entrada más reciente. No es mala forma la de avanzar en círculos, siempre y cuando se desplace el centro cada vez, si no, acaba convirtiendose en vicioso. Como de vicios todos andamos sobrados, mejor reservarlos para los mas placenteros. Yo llevo toda la vida buscando la cuadratura del susodicho, será porque desde las esquinas se espía mejor y uno tiene la espalda protegida.
Hasta se ve llegar a los reyes magos y meterles una perdigonada si viene al caso. Sólo si no nos dejan lo que les pedimos, claro.
Salud, y buen año para todos los metacosmios.