A vosotros a quienes el primer pensamiento que os asalta al sonar el despertador cada mañana es el deseo de que pase pronto el día para poder dormir de nuevo, amigos, yo os saludo.
Tengo un convencimiento íntimo, tan íntimo que llega hasta el tuétano de mis huesos, de que madrugar es el instrumento de opresión más eficaz, sutil y vil que jamás se ha inventado. Madrugar anestesia, si no aniquila, las fuerzas creativas que duermen en el interior de todos los hombres; madrugar enmudece las voces de protesta ante lo inaceptable; madrugar entumece el más leve movimiento que se ponga en marcha contra este sistema injusto establecido.
Cada día hay manifestaciones sobre las cuestiones más variopintas, colapasando el tráfico en las ciudades. Cada día hay huelgas cuyas reivindicaciones en ocasiones nos dejarían pasmados -que se cubran los gastos de las gafas de los hijos y de la cuñada que vive en casa, que nos den un par de botas nuevas cada año, que en el botiquín haya tiritas para negros -que son iguales que las que hay para blancos pero de color negro-,... ¡Para cuándo una manifestación a la que todos nos sumemos exigiendo sea considerado un derecho humano el derecho a no madrugar, exigiendo que se sancione su violanción como crimen de lesa humanidad! ¡Para cuándo?
Cuando hablo de madrugar me refiero, obviamente, a aquel madrugar que lleva implícita la 'obligación de'. Es decir el madrugar impuesto, el deber de madrugar, madrugar para ir al trabajo. Si no lleva esta carga constrictiva no es madrugar propiamente. Hablamos entonces de levantarse pronto, pero no de madrugar. Levantarse a la salida del sol para ir a pasear, de caza o simplemente para ver amanecer, puede ser un placer y de hecho lo es para muchas personas.
Aquí estamos hablando de madrugar para trabajar. Y hemos llegado al trabajo, una de las más fabulosas mentiras que se han ido perpetrando a lo largo de los siglos, de generación en generación: el trabajo redime, el trabajo dignifica,... bla, bla, bla.
El trabajo, señores, es una condena divina y como tal parece absurdo divinizarlo. Recuerdo que en casa de mi abuelo, a la entrada había un llavero con la siguiente inscripción: El trabajo es sagrado. No lo toques. Se me quedó grabada.
El trabajo es necesario para vivir según está organizado el mundo, pero no es bueno por sí. Os recomiendo encarecidamente la lectura del Elogio de la Ociosidad, de Bertrand Russell, en este libro encontraréis argumentos todas esas sensaciones que no acertáis a formular: "El trabajo es valioso, no porque el trabajo en sí sea bueno, sino porque el ocio es bueno. Y con la técnica moderna sería posible distribuir justamente el ocio, sin menoscabo para la civilización".
El caso es que yo pensaba escribir hoy algo sobre Amsterdam y la Exposición de Rembrandt y Caravaggio y me he ido por los cerros de Úbeda. Será que he madrugado, será que aún no he despertado, será que la emoción de escribir reside precisamente en esto, en no saber nunca con certeza si te vás a salir o no por la tangente, ni por cuál tangente. Pero ya de estar aquí, dejadme que finalice con otra cita de Russell, el bueno de Bertrand, sabio donde los haya. Dice así: El buen carácter es, de todas las cualidades morales, la que más necesita el mundo, y el buen carácter es la consecuencia de la tranquilidad y la seguridad, no de una vida de ardua lucha.
Pues eso, más buen carácter que así estaremos todos mucho más contentos, y menos madrugar.
Salud.
Pd: Tal vez mañana hagamos la crónica del viaje. Aunque tal vez mañana, me rebele contra la opresión y, entonces, ya no vuelva a hacer nada.
8 comentarios:
No he dormido nada. El corazon estaba a punto de salir de mi pecho. Por suerte ha llegado la hora de madrugar. y me he salvado de la muerte que se esconde tras
la falda de la noche.
Briseide (amada esclava de Aquiles. En la peli, sacerdotisa de Apolo, amaba a los dioses sin cambio, pero, una vez llegada a la tienda de Brad Pitt...)
No sé que decir. Quizá esté dormido. Sin duda he madrugado.
Sí señor!!!! El buen carácter es fundamental en la vida de todos, deberíamos aprenderrrrrrrrrrrrr,
más a reirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr y a transmitirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, el BUEN CARACTER.
Un beso.
Pilar.
Sí señor!!!! El buen carácter es fundamental en la vida de todos, deberíamos aprenderrrrrrrrrrrrr,
más a reirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr y a transmitirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, el BUEN CARACTER.
Un beso.
Pilar.
¿Qué me decís de los que preconizan que uno ha de levantarse al amanecer para aprovechar bien el día?. Esto lo digo porque a raíz de lo dicho por Oscar he recordado a algunos personajes literarios, de gran sabiduría, que tenían por costumbre hacer tal cosa. Sin ir más lejos, el afamado inquilino del Bosque Viejo de Tolkien ...
ja
Tom Bombadil....qué gran ausencia en la película......
"NO POR MUCHO MADRUGAR AMANECE MÁS TEMPRANO", Jack Torrance en "El resplandor"
Carissimo Oscar: Creo que en tu colección de citas sobre la, sin ningún género de dudas, oprobiosa imposición de madrugar,"olvidaste" mencionar una de las más impresionantes obras que jamás se escribieran en torno a éste espinoso asunto; se trata de "El Derecho a la Pereza" de Paul Lafargue, introductor del marxismo en España y , a la sazón, yerno del mismísimo maestro Karl Marx, puesto que se casó con una de las dos hijas de éste. A no ser, claro está, que los "auto-proclamados" liberales seáis en realidad tan sectarios que eso os impida disfrutar del placer que proporciona la lectura de autores no pertenecientes a vuestra cuerda ideológica, ja, ja...
En cualquier caso, te recomiendo, o mejor dicho, os recomiendo a todos que lo leáis. Merce muy mucho la pena, de verdad...
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