28 marzo, 2006

CRÓNICA DESDE BERLÍN I

Si es cierto aquello del oscuro Heráclito -"Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río"-, no es menos cierto que nadie puede visitar dos veces la misma ciudad. PANTA REI, clamaba el de Éfeso, todo fluye, y las ciudades tambien: fluyen, cambian, pasan.
Si esto es así, ¿qué decir si hablamos de Berlín?
Había visitado Berlín hacía muchos años, para ser exactos en verano del año 90. Pocos meses antes había caído el Muro, o mejor dicho lo habían derribado a base de darse cabezazos contra él todos aquellos que no podían asumir tanta vergüenza, tan bochornoso oprobio al sentido común, a la libertad.
Qué ha sucedido en estos 16 años? Berlín ha sabido hacer de la mezcla su seña de identidad, en ella convive oriente y occidente, el capital y el ocupa, las avenidas burguesas y las plazas soviéticas. Berlín ha superado la modernidad y encara al futuro no desde el futurismo sino desde la posmodernidad, que es algo distinto y que incluye en su concepto también algo de decadencia, de suciedad y de desorden, irrenunciables y que hacen el espacio vital reconocible y perdurable frente a los inexorables cambios.
Algo no ha cambiado sin embargo: la gente y el olor a comida que impregna toda la ciudad, como también permanece incrementada ese modo peculiar de comprender la creación, y de convertir los fines de semanas en algo cercano a lo interminable con la mejor música que se puede escuchar en Europa. Pero esto lo contaré otro día, que hoy tengo mucho que hacer.
Es una pena, se me acumulan los temas: el trágico suceso de la tarde del 22 de marzo, los datos que me han facilitado sobre el estado de la negociación con ETA (una auténtica bomba informativa que no aparecerá en ningún medio de comunicación), las fronteras del arte, ...
En fin: tiempo. Os dejo alguna fotografía de Berlín.
Pd: Supongo que el postulante de la canonización a Leivihna conocerá a quien promovió la canonización de Eulogio Gárate.
Salud

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la memoria como las aguas del rio.
No se puede recordar de una misma manera aquello que antes ya visitó tu memoria.
Piedras y paredes son horadadas por la constancia y no por la fuerza como ya dijo Ovidio ("Gutta cavat lapidem").
Amemos al rio pero no olvidemos que son sus gotas las que lo forman.

Anónimo dijo...

hay siempre un "Muro"