Por eso tuvo tanto éxito el concurso!, porque era una metáfora de la vida...
La verdad es que recuerdo aquellos viernes por la noche como míticos, cuando empezaba a sonar la vocecilla insolente de la Ruperta, que no era otra voz que la de Chicho Ibáñez Serrador (otro día hablaremos de su programa de pelis de miedo, en la nueva sección de programas de la tele injustamente infravalorados, entre los que destaco "Los hombres de Paco", surrealismo puro).
Pues eso, que no sólo España era inocente, la mayoría de las familias españolas empezaban a despertar del letargo postfranquista y todo, todo! tenía un aura de mañana de día de reyes. Bueno, a lo que iba que me estoy poniendo en plan "Cuéntame" y el retro no es lo mío.
Lo del Un, dos, tres era un planazo, y es que, en su básica estructura catódica, reflejaba sin saberlo los pilares existenciales de la vida misma. Me explico...quien no ha sido alguna vez "sufridor en casa", quien no ha visto su vida pasar delante de las narices sin atreverse a mover un dedo, presa miserable e impotente de las circunstancias, rogando porque alguien o algo nos salve de nuestra propia cobardía. Y quien no ha deseado en sus más íntimos sueños un amor verdadero, ese premio que todos merecemos, ese apartamento en Torrevieja (Alicante), pero al final, por si acaso, por si en vez del amor soñado nos quedamos solos y nos toca la Ruperta, quien no ha acabado por coger las 100.000 pesetas de consolación, de acomodación, de esos amores precavidos en los que se está "tan agustito", tan a salvo de nuevos regalos, que quien sabe que contendrán bajo su envoltorio...
(Afortunadamente, siempre había parejas que arriesgaban y, a veces, ganaban, si lo piensas, el riesgo era lo que le daba gracia al concurso...).
La verdad es que recuerdo aquellos viernes por la noche como míticos, cuando empezaba a sonar la vocecilla insolente de la Ruperta, que no era otra voz que la de Chicho Ibáñez Serrador (otro día hablaremos de su programa de pelis de miedo, en la nueva sección de programas de la tele injustamente infravalorados, entre los que destaco "Los hombres de Paco", surrealismo puro).
Pues eso, que no sólo España era inocente, la mayoría de las familias españolas empezaban a despertar del letargo postfranquista y todo, todo! tenía un aura de mañana de día de reyes. Bueno, a lo que iba que me estoy poniendo en plan "Cuéntame" y el retro no es lo mío.
Lo del Un, dos, tres era un planazo, y es que, en su básica estructura catódica, reflejaba sin saberlo los pilares existenciales de la vida misma. Me explico...quien no ha sido alguna vez "sufridor en casa", quien no ha visto su vida pasar delante de las narices sin atreverse a mover un dedo, presa miserable e impotente de las circunstancias, rogando porque alguien o algo nos salve de nuestra propia cobardía. Y quien no ha deseado en sus más íntimos sueños un amor verdadero, ese premio que todos merecemos, ese apartamento en Torrevieja (Alicante), pero al final, por si acaso, por si en vez del amor soñado nos quedamos solos y nos toca la Ruperta, quien no ha acabado por coger las 100.000 pesetas de consolación, de acomodación, de esos amores precavidos en los que se está "tan agustito", tan a salvo de nuevos regalos, que quien sabe que contendrán bajo su envoltorio...
(Afortunadamente, siempre había parejas que arriesgaban y, a veces, ganaban, si lo piensas, el riesgo era lo que le daba gracia al concurso...).
Y la conciencia! que bien reflejada en la voz de los SuperTacañones, ese campana infernal que interrumpe las maquinaciones egoístas y las trampas y disimulos del concursante, del ser humano, que intenta una vez más, acumular el mayor número de respuestas.
Y el coche, cuando los coches eran casi siempre los primeros y quien sabe si los últimos, esos coches escondidos, a veces, como los grandes momentos de la vida, dónde menos los imaginas.
Y la Botilde, y la Bombi, y Mayra! que gran maestra de ceremonias! en fin, que, como la vida misma, el programa llegó a su fín, haciendo célebre aquella frase de "hasta aquí puedo leer", y es que, qué importante es en la vida saber cuando uno debe detenerse y dejar que empiece el misterio...
Hasta pronto tecnópatas, y gracias por vuestra presencia, SantaPatricia de Nápoles.
Y el coche, cuando los coches eran casi siempre los primeros y quien sabe si los últimos, esos coches escondidos, a veces, como los grandes momentos de la vida, dónde menos los imaginas.
Y la Botilde, y la Bombi, y Mayra! que gran maestra de ceremonias! en fin, que, como la vida misma, el programa llegó a su fín, haciendo célebre aquella frase de "hasta aquí puedo leer", y es que, qué importante es en la vida saber cuando uno debe detenerse y dejar que empiece el misterio...
Hasta pronto tecnópatas, y gracias por vuestra presencia, SantaPatricia de Nápoles.