21 diciembre, 2006

CANTA ANTONIO VEGA

Prolegómenos de navidad, preliminares, calentamientos.
Gente en las calles, gente abrigada, excesivamente abufandada, acolchonada. Porque ¡por fin el frío!. Por fin el frío. El frío conserva el rostro terso y lo hace besable y los besos apenas los rozan con los pies, como aves en vuelo. El frío conserva el rostro terso, y paraliza las ideas antes de que a algún enajenado se le ocurra llevarlas a la práctica.

(
No hagáis hoy lo que podáis dejar de hacer mañana. Ni siquiera es necesario que hagáis algo. No hagáis nada. Preocuparos tan sólo de soñar con perfección).

Calles peatonales por las que discurren bolsas y paquetes que se hacen llevar por hombres y mujeres. Tullidos con todas la minusvalías y deformidades imaginables nacen como malas hierbas en aceras y portales.
Demasiadas gentes, demasiadas bombillas, demasiados regalos que se van tachando en las listas, demasiadas prisas y miradas bovinas. Demasiado vacío, agujero, hueco, para tanto lleno.

En mitad de esta estampida, sólo un remanso que parece imposible entre tanto ñu pezuñeando, un regato que se le ha escapado al río y se desliza solo y silencioso como una lágrima. Entre tanto escaparate iluminado, sólo una esquina, desconchada, mal iluminada, en la que
descansar el alma y la mirada de tanto anuncio.
Canta Antonio Vega. Antonio Vega toca la guitarra:

Tuve que correr cuando la vida dijo: ve.

No hubo manera de pararme.
Correr que fue volar,
beber de un solo trago todo el mar
y no sació mi sed el agua.
Cogí el sendero sin saber
que me alejaba para no volver.


El flequillo y la guitarra es lo único que impide que se rompa en el escenario. Tal es su fragilidad.
Apenas las gracias entre canción y canción y la confesión de que necesita gafas pero que la última vez que salió con ellas al escenario las pisó.

Pero cada canción es un milagro metido en una botella buscando un mar en el que naufragar.
Salud.
Oscar M. Prieto

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Pat, sí está la página de los comentarios.

Anónimo dijo...

Bonito artículo!
Yo también estuve allí, Antonio parece un loco con elásticos en las mangas, un monje medieval, e incluso el "PO ZÍ", cuando está serio parece que se ríe, cuando se ríe parece que llora...
nosotros también te queremos Antonio!!

Anónimo dijo...

YO te ví entre la gente, con tu chica de ayer, y tu fulard de terciopelo rojo...

Fué el día en que escuché su voz...

Anónimo dijo...

Entre la gente estava. Al lado de Juan y de Antonio. Y la chica, no era la de ayer, sino la de hoy. Y el terciopelo y lo rojo era de ella también.