02 noviembre, 2006

DÍA DE DIFUNTOS

Del día de Todos los Santos recuerdo el último sol prendido de los cipreses en el cementerio -los cipreses son tan serios, tan formales, que no cambian de color y nunca invitan al otoño-. Recuerdo lo inconcebible de que fueran todos y la pregunta oportuna y lógica de niño ¿cuántos son? ¿Cuántos santos son todos?. Recuerdo un arrastrar de terciopelo gris las sílabas y el extrañamiento de una fiesta sin fiesta -he olvidado si la comida era de fiesta o de día de diario-.
El Día de Difuntos era otra cosa. Tal vez ayudara a ello que venía precedido por los santos como teloneros y el espíritu y el ánimo ya estaba dispuesto para ello. Del día de Difuntos me quedará siempre una calavera y una palabra. La palabra es 'catafalco':
Túmulo adornado con magnificencia, el cual suele ponerse en los templos para las exequias solemnes. En la novena de difuntos, en el pasillo central de la iglesia de mi pueblo colocaban un enorme catafalco que era como un ataúd en alto cubierto por densas telas negras. En la cabecera del mismo, una calavera. Me estoy viendo allí sentado, fascinado por el negro y por la calavera.
La Iglesia, en mi opinión equivocadamente, ha pretendido la modernidad renunciando a catafalcos y otras dramatizaciones. Qué error, es ahí donde reside lo moderno.

Cómo olvidar a Don Juan, pero más que a Don Juan, al Comendador, comensal ejemplar, convidado educado, que aún muerto se presentá a la puerta de Don Juan para la cena. Hace unos años fui a ver el Tenorio al Teatro Español por estas fechas y no me decepcionó.
Ahora, tan contradictorios como siempre, tan insoportablemente contradictorios y hasta imbéciles, he
mos tomado la tradición foránea y ajena de Halloween. Imitamos y copiamos malamente y con vacio, las costumbres del país, del imperio del que abominamos, al que aborrecemos y contra el que nos matifestamos y ensuciamos las paredes.
En fin, más allá de si la muerte es el camino o la muerte es el final, obviando si la muerte es tránsito o apagón de luz definitivo, la pregunta sigue siendo la misma, seguirá siendo la misma por los siglos de los siglos, la pregunta no es si hay vida después de la muerte, la pregunta es si hay vida antes de la muerte.
Por vuestros muertos.
Salud

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que cuando imitamos las costumbres americanas, realmente lo que hacemos es soñar con un país orgulloso de su identidad. En este país(algunos dicen "en lo que queda de país"), ya nadie siente orgullo por la Patria. Ni siquiera estamos seguros de cuál es nuestra bandera. En Cantabria, al comienzo de los concursos de bolos montañeses, aún tocan el himno nacional y los mayores del pueblo se ponen de pie para escucharlo... eso es lo que envidiamos de los yanquis. Pero sólo copiamos el folklore... cuando de eso ya a nosotros nos sobra.

Anónimo dijo...

ya sabes qu4e a mí siempre me ha gustado copiar, puestos a ello me gusta más la tradición mexicana con los altarcitos y el cachondeo de calaveras y muertos-muertos de risa. Dicen los tibetanos (ya sé que tu no eres budista) que un hombre que no sabe morir es un golfo. yo diría que el que no sabe vivir es un muerto viviente, FIESTA DE LOS ZOMBIS!!
me gustó mucho lo de hoy. bessos.Pt.

Anónimo dijo...

Para escenificación la de la noche de muertos en la isla de Janitzio (Lago de Patzcuaro, México.). Montan un catafalco de esos que tú dices encima de la tumba de todos y cada uno de los muertos, pero lleno de comida y bebida. Eso es lo que le ha faltado aquí a la Iglesia, un poco más de alegría hasta en lo más triste.
Por cierto hace poco tiempo descubrí que lo de las calabazas en hallowen (o como coños se diga) ya lo hacían los niños de muchas zonas de España durante la posguerra (y me imagino que antes)vaciaban la calabaza le ponían una vela dentro e iban pidiendo por todo el pueblo.
Animo hoy llegamos a los 10.000!!!

Anónimo dijo...

En mi pueblo, como hasta ahora no ha habido calabazas, era una remolacha la que se vaciaba y dentro se ponía la vela.

Anónimo dijo...

en el mío te colgabas un enorme collar de castañas al cuello!

Anónimo dijo...

Cuánto saben de esto los gallegos y qué tradiciones más hermosas conservan. La Santa Compaña, por ejemplo.
Había un pueblo, cuyo nombre ahora no recuerdo, al que se iba de vivo o de muerto, y se hacía allí una comida en la que se dejaba plato para el muerto.
Alguien sabe qué pueblo es?

Anónimo dijo...

Cuán hermosos y enigmáticos los cementerios...eternos recipientes de despojos, recuerdos, lápidas y flores... Tenebrosos y atractivos, mágicos y telúricos.Una reflexión espectacular Oscar, felicidades.Cuánta razón tienes con la estupidez que nos precede...Como todo en España, hemos cambiado nuestro estupendo Carnaval por una imitación cutre: una vez más nos subimos al carro de la cultura de masas...

Anónimo dijo...

Emocionado agradecimiento por tu felicitación.
Hablando de cementerios, en uno de ellos, o para ser más preciso en la tapia de uno de ellos, había una pintada que con la siguiente exigencia: ¡LEVANTAOS VAGOS, LA TIERRA ES PARA QUIEN LA TRABAJA!

Anónimo dijo...

jajajajajjajajaja!!!!!que bueno!!!...

Anónimo dijo...

Es San Andrés de Teixido,Paloma, “vai de morto o que non foi de vivo”. Y que no se te ocurra pisar un sapo, lagartija o cualquier otro animal de camino al santuario. La tradición dice que son las ánimas de los que no fueron en vida. Yo celebré el dia de difuntos con una comida mejicana(invitado) con sus calacas, retablos,altares, ofrendas y por supuesto la Catrina presidiendo el festejo.
Estuvo bien chido, albureando y tomando, cómo no!bueno carnales,saludos,

Anónimo dijo...

...Y BAILARÉ SOBRE TU TUMBA..!!!!