
Con el tiempo sucede lo mismo que con las balas: así como de aquellas lo que realmente da miedo es la velocidad con la que se dirigen hacia el blanco, del tiempo, lo temido es que pasa.
"Pasar" es el verbo que con más acierto se puede predicar del sustantivo "Tiempo".
El tiempo pasa.
¡Irreparablemente! -añade Horacio.
Y al hombre le angustia ese pasar el tiempo, inexorable.
Pero aquí, en Patacosmia, se ha desterrado a ese gran enemigo de los hombres y de su felicidad: el miedo.
Por ejemplo, en lo referente al tiempo, claro que nadie puede evitar que deje de pasar, pero todo puede hacerse de manera amable y educada.
Antes de que la ciudad despierte, los reponedores de días dejan delante de cada puerta un enorme calendario con el día que acaba de comenzar. Bajo el día puede leerse "Bienvenido".
De esta manera, lo primero que se encuentra uno al sarlir de casa es la bienvenida a un nuevo día.
"Pasar" es el verbo que con más acierto se puede predicar del sustantivo "Tiempo".
El tiempo pasa.
¡Irreparablemente! -añade Horacio.
Y al hombre le angustia ese pasar el tiempo, inexorable.
Pero aquí, en Patacosmia, se ha desterrado a ese gran enemigo de los hombres y de su felicidad: el miedo.
Por ejemplo, en lo referente al tiempo, claro que nadie puede evitar que deje de pasar, pero todo puede hacerse de manera amable y educada.
Antes de que la ciudad despierte, los reponedores de días dejan delante de cada puerta un enorme calendario con el día que acaba de comenzar. Bajo el día puede leerse "Bienvenido".
De esta manera, lo primero que se encuentra uno al sarlir de casa es la bienvenida a un nuevo día.