
Sin aviso, como todo lo que sucede aquí, ha llegado el anochecer. A alguno le puede resultar curioso, pero a nadie le ha parecido mal, ni se han tomado como una descortesía el hecho de que se presentara así, sin nisiquiera hacer una llamada para decir:
"Soy yo. Que ya voy para allá. Estoy saliendo. Esperadme. No comencéis sin mí, que ya os conozco"
La luna se ha presentado media hora más tarde. Entra sin prisas, tan distraída va, intentado caber en un diminuto espejo-pitillera para ponerse el rimel en sus largas y oscuras pestañas.
Cuando pasa a su lado, uno dice: "Huele a miel".
Otra, al ver como contonea sus blancas caderas: "Es una presumida".
Una mujer mayor la ha confundido con un hoyo de golf en el que hubiera caído un puñado de cal. Y pese a ello, nadie ha sugerido que esté loca.
El niño no se quiere ir a la cama, pero su madre le dice algo al oído que parece convencerlo y va contento de su mano.
"Soy yo. Que ya voy para allá. Estoy saliendo. Esperadme. No comencéis sin mí, que ya os conozco"
La luna se ha presentado media hora más tarde. Entra sin prisas, tan distraída va, intentado caber en un diminuto espejo-pitillera para ponerse el rimel en sus largas y oscuras pestañas.
Cuando pasa a su lado, uno dice: "Huele a miel".
Otra, al ver como contonea sus blancas caderas: "Es una presumida".
Una mujer mayor la ha confundido con un hoyo de golf en el que hubiera caído un puñado de cal. Y pese a ello, nadie ha sugerido que esté loca.
El niño no se quiere ir a la cama, pero su madre le dice algo al oído que parece convencerlo y va contento de su mano.