23 febrero, 2008

EL RÍO


Esa es su condena, con sus orejas altas presienten cualquier movimiento, se asustan y se van dando saltos. De las tres, ninguna mira atrás.
Es mi hermano quien aparece ahora, las manos en los bolsillos como si llegara puntual a una cita. Cualquiera en mi lugar dudaría de haber despertado ¿Las liebres? ¿Mi hermano? ¿Cómo ha podido seguirme hasta aquí?
En Patacosmia todo es posible y puede suceder al menos una vez.
Me incorporo, nos abrazamos. Parece que adivina cuál va a ser mi primera palabra y me silencia, me dice que no le llame por el nombre que yo conozco de él: es el antiguo. Cuando llegue el momento me dirá el nuevo.
Me pide que le siga, y caminamos en silencio hasta llegar a un río. Con un gesto me indica que entre en la corriente.
"El río te curara de tu mal: la espera".
Claro, la corriente me muestra a la altura de las rodillas que todo llegará y también que todo lo que llegue se irá sin detenerse. Estoy curado de la espera y de la esperanza.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

'Por muy desengañados que estemos, es imposible vivir sin alguna esperanza. Siempre conservamos una, a pesar nuestro, y esa esperanza inconsciente compensa todas las demás, explícitas, que hemos rechazado o agotado'

Anónimo dijo...

si uno vive el suficiente tiempo es casi imposible que no le pase algo muy bueno y algo muy malo. A menudo son la misma cosa.

Anónimo dijo...

Qué espera!

Anónimo dijo...

si las liebres esperaran...

Anónimo dijo...

¡No pasa nada!

Rafa R. Palacio dijo...

"En Patacosmia todo es posible y puede suceder al menos una vez"
Pues eso, lo que has esperado llegará, y seguro que más de una vez.
De todas formas lo vamos a celebrar, ¿No?

Anónimo dijo...

Qué es un piornal??!!

Anónimo dijo...

Busca entre las flores amarillas que nadie hace crecer si no ellas mismas, por el puro placer de teñir los montes.
Cuidado Conejita, hay linces al acecho.

Anónimo dijo...

Con quien adivine la pregunta, compartiré el título de un buen libro.
Lo prometo.

Rodarán cabezas dijo...

En el subconciente tenía la sensación de haber escrito en estas líneas de las liebres, o por lo menos la idea de que tenía que hacerlo. No sé porqué me gusta especialmente...
El río, sin paños calientes, te mostró que todo llegará, de hecho, lo hizo, imagino, con agua helada, típica de las corrientes fluviales.
Te has mojado la piel, pero no tardarás en secarte.