Hambrientos habitantes de Metacosmia y refiniados paladares.
Sí, ya sé que ayer comenzó el otoño y que podía haberla compartido con vosotros antes. Pero las cosas llegan cuando llegan y no aparecen hasta que no encuentran su momento. Y este es el momento de la SOPA FRÍA DE TOMATE Y SANDÍA.
Fue en Calella (Gerona), donde nos pusimos tras la pista de tan sabroso, fresco y saludable plato. Lo tomamos en un esperando a la tormenta en un encantador restaurante a pie de roca y playa. Pat me aseguró que adivinaría los infredientes.
Y así fue. Ya en Madrid, se puso mano a ello de la forma y manera que ahora os relato:
Un kilo de tomates pelados. Ya sabéis que para pelar los tomates se escaldan unos segundos en agua hirviendo, se meten después bajo el grifo de agua fría, y se les cae la piel con suavidad.
Pelados ya, los echamos en el vaso de la batidora. Medio ajo, pimienta y sal. Se puede echar un poco de cebolla (aunque os advierto que la cebolla fermenta y provocan que se conserven menos tiempo los alimentos). Y un poco de albáhaca fresca. Y todo a batir.
En ese preciso momento llegué yo. He de confesar que en toda esta historia yo soy del todo circunstancial.
Lo probé y de sabor estaba bien. Pero no me convencía el color. Era un color anaranjado y no rojo. Fue cuando Pat, en una de sus frecuentes muestras de intuición y sabiduría, exclamó: ¡Sandía!
Bajé corriendo al supermercado, y compré una sandía sin pepitas (las que no tienen pepitas son las que son ralladas en dos tonos de verde, uno de ello rozando el amarillo). Volví corriendo con ella y con cierta emoción.
Se parte la sandía a la mitad y con una cuchara o instrumento adecuado se vacía, y con ello a la batidora. ¡Ese era el color! Y es que nosotros hacemos comida por colores. Cómo iba a ser de otra manera, siendo Pat mujer de Bellas Artes.
Obviamente hay que revisar la sal y la pimienta. Batirlo todo bien. Meter a la nevera y servir. Para servirlo, lo podéis hacer con unas raspaduras de queso parmesano y si sois atrevidos con una bola de helado de pesto (previamente preparado, también en casa).
Pues eso, salud!
Sí, ya sé que ayer comenzó el otoño y que podía haberla compartido con vosotros antes. Pero las cosas llegan cuando llegan y no aparecen hasta que no encuentran su momento. Y este es el momento de la SOPA FRÍA DE TOMATE Y SANDÍA.
Fue en Calella (Gerona), donde nos pusimos tras la pista de tan sabroso, fresco y saludable plato. Lo tomamos en un esperando a la tormenta en un encantador restaurante a pie de roca y playa. Pat me aseguró que adivinaría los infredientes.
Y así fue. Ya en Madrid, se puso mano a ello de la forma y manera que ahora os relato:
Un kilo de tomates pelados. Ya sabéis que para pelar los tomates se escaldan unos segundos en agua hirviendo, se meten después bajo el grifo de agua fría, y se les cae la piel con suavidad.
Pelados ya, los echamos en el vaso de la batidora. Medio ajo, pimienta y sal. Se puede echar un poco de cebolla (aunque os advierto que la cebolla fermenta y provocan que se conserven menos tiempo los alimentos). Y un poco de albáhaca fresca. Y todo a batir.
En ese preciso momento llegué yo. He de confesar que en toda esta historia yo soy del todo circunstancial.
Lo probé y de sabor estaba bien. Pero no me convencía el color. Era un color anaranjado y no rojo. Fue cuando Pat, en una de sus frecuentes muestras de intuición y sabiduría, exclamó: ¡Sandía!
Bajé corriendo al supermercado, y compré una sandía sin pepitas (las que no tienen pepitas son las que son ralladas en dos tonos de verde, uno de ello rozando el amarillo). Volví corriendo con ella y con cierta emoción.
Se parte la sandía a la mitad y con una cuchara o instrumento adecuado se vacía, y con ello a la batidora. ¡Ese era el color! Y es que nosotros hacemos comida por colores. Cómo iba a ser de otra manera, siendo Pat mujer de Bellas Artes.
Obviamente hay que revisar la sal y la pimienta. Batirlo todo bien. Meter a la nevera y servir. Para servirlo, lo podéis hacer con unas raspaduras de queso parmesano y si sois atrevidos con una bola de helado de pesto (previamente preparado, también en casa).
Pues eso, salud!
12 comentarios:
se les cae la piel con suavidad...si que hay momentos en los que las cosas llegan cuando tiene que llegar, justo cuando uno mismo no puede hacerlas, gracias...
PD: (se te olvidó decir que no todas las sandías saben igual, y que hay que tener buena mano para acertar con la buena antes de abrirla)BESOS.
Es preferible, para las sopas en las que se utilice sandía, utilizar las más tradicionales con pepitas y desgranar éstas. Tienen siempre más sabor (acertando con ellas y dejándolas que estén bien maduras). Soy poco partidario de lo sin (sin pepitas, sin azucar, sin sal, a veces tampoco me gustan los sin-páticos).
He de reconocer que te has superado con lo de los sin-páticos.
Sigue así
Se que cocinar nunca se puede hacer con prisa, pero para aquéllos que la tienen (o que la sufren) el tomate triturado enlatado es un recurso bastante eficaz
Pero que gracia tendría una sopa de tomate si no la haces tú!
Por favor, a ver si estamos a lo que hay que estar.
...la eterna polémica entre lo natural y lo envasado. Consejo, si usamos tomate en lata, yo prefiero los que vienen enteros y pelados, suelen tener mas calidad que el triturado. O al menos ves los tomates, que siempre da mas confianza. Truco, el tomate seco, una vez rehidratado, con ajo, cebolleta, puerro en juliana, zanahoria y calabacin(al gusto), todo ello salteado nos da una base para añadir agua dejar cocer 10 minutos añadiendo albahaca(deliciosa), hierbabuena(reducir cantidad de ajo), romero o tambien oregano.Una vez cocido es cuestion de elegir lo que nos apetezca, fideos, arroz, noodles o cualquier pasta oriental de cocción rapida.
Pollo deshilachado, algas secas, brotes de soja y un chorrito de oporto o jerez y tenemos sopa personalizada en 15 minutos
Qué tal Ignatius!
Me han dicho que ha estado por la tierra que ahora te acoge una delegación de la tierra en la que naciste.
Alguno hasta se está pensando en ir de vacaciones.
Bueno, pues que me alegro. Ya hablaré con mi cómplice e intentaremos realizar tu sopa. Ahora que entra el otoño es lo mejor para tener el alma en paz y la mirada limpia.
Salud
jeje, así es, la comitiva hispano-marroquí pasó por aquí con mucha prisa, tenian que cruzar media península y era un poco tarde.Lástima, a punto estuve de encargar un cus-cus y un tajine en "el berebar". No hubo tiempo,la próxima vez.
por cierto, un tocayo mio tiene por ahí un blog:
http://laeternaconjuradelosnecios.blogspot.com/
tendré que investigar.Somos muchos los hijos no reconocidos de J. Kennedy Toole
abrazos soperos,
!! Pero es que nadie pela los tomates!! saludos p3ludos al hijo irreconocible de John K. gracias por esa sopa tan sabrosa que pienso hacer en cuanto apriete el f´rio, me río.
besos.
Ayer cené unos tomates de la granja de Hilario. Con un poco de sal y de aceite, nada más. Y qué manjar!
a vuestra disposición 200 recetas de sopas frias ,templadas y calientes.según gustos y/o temporada.Ya tengo ganas de que venga el invierno para disfrutar de las calientes,las sopas, digo.
Al blogmaster, siguen apareciendo documentos gráficos ... ejem, incriminatorios. hablaremos.
ah, se me olvidaba, este que suscribe os recomienda que os paseis (alguna vez) por
http://laeternaconjuradelosnecios.blogspot.com/
me he sumado como colaborador (muuuuy) esporadico de mis colegas de la conjura de los necios.
gracias por adelantado
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