02 febrero, 2011

INTENTO



I

Esperó hasta la Pascua Ortodoxa para tomar una decisión.
Fue entonces cuando decidió olvidarla.

II

Ya olvidada, no tardó en descubrir que ahora tenía mucho tiempo. Debía emplearlo si quería sobrevivir.
Lo utiliza realizando cálculos sencillos como lanzas, como líneas rectas. Es fácil encontrárselo en los cafés o en los parques enfrascado en sus cuadernos, haciendo anotaciones con un lapicero siempre bien afilado y una pequeña regla de madera que suele llevar en el bolsillo interior de su chaqueta.
Ps: En el dintel del jardín dedicado al héroe Academos, Platón mandó que tallaran en la piedra: Aquí no puede entrar nadie que no sepa Geometría.
Muy probablemente, se refería a esto.

III

Seguramente se dió cuenta un mediodía, cuando el sol cae en vertical y no deja a las sombras resquicio por el que respirar ni branquia.

Sí, un mediodía.

Si se iba a dedicar al olvido y a la Geometría, lo haría a fondo, hasta las radicales consecuencias. Es frecuente encontrárselo en parques y en cafés trazando símbolos, quizás letras, sobre la arena o sobre la hierba o haciendo garabatos con el lapicero sobre la lisa superficie de la mesa (también sobre las que son de mármol)

Con este impulso, entregado a un olvido frenético y a una vertiginosa reducción de todas las formas, de pronto se le manifestó con forma de certeza, cuando borraba con nieve el último segmento perpendicular que le quedaba, que nunca podría reducir la línea recta, último reducto y principio de la Geometría, ni olvidar su nombre, principio primero de toda memoria: el nombre de ella.

4 comentarios:

El conejo dijo...

Ahora lo veo más claro. Gracias.
Feliz Año Nuevo Chino.

3M dijo...

Por qué lo repites?

Mary Casey dijo...

Ha hecho bien, así se ve más claro, aunque no aclara mis dudas.

Mañana dijo...

Bueno, quizás así, con una vision completa, se entienda mejor el problema geométrico del olvido, pero...