13 octubre, 2010

LA FLOR ANCLA


Lo había leído en un libro de aventuras. Estaba advertido. No me pilló por sorpresa ni tampoco desarmado.
Suele suceder que al abandonar una isla desierta, ciertas flores que se agostan en ausencia de mirada humana, ofrecen sus mejores colores al viajero a punto de partir, como tentación y ancla para que no se vaya.
Al verla llegar a la playa, descendí del barco. Es cierto que me emocionaron sus súplicas carnívoras. Mas yo saqué la espada y la corté de un tajo, limpio, certero.
Crueldad?
No, ternura.
Ahora ya me puedo ir.

10 comentarios:

Edoardo dijo...

Para casos así, prefiero el puñal a la espada, mucho más manejable y menos ostentoso.

Libertina dijo...

Cruel!

a HUEVO dijo...

me encanta lo del puñal Edgardo!!
todo tiene su instrumento preciso...
se ve que estás acostumbrado a casos ASÍN.

Edoardo dijo...

Veo que conoces a Donizetti, Bien!
Has escuchado Lucia di Lammemoor, fantástico!
Pero no soy Edgardo, soy Edoardo.
Además, también conoces la virtualidad de los puñales.

a HUEVO dijo...

Edoardo!!
claro...me imaginaste...
el caso es que no conozco Luciá de Lammermoor! Edgardo es un amigo mío peruano que hace el ceviche como nadie.
Lo que si conozco es la virtualidad de los puñales,
llevo algunos invisiblemente clavados en mi hombro derecho...
Y en cuanto a Opera, me quedo con Cavallería Rusticana.
Por ahora.

Anónimo dijo...

Parece una anémona marina...

agrodoro dijo...

es una anémona hortensis, oh wait, es la dalia cactus de nuevo

flor dijo...

nada de ternura tiene, dejarme en una ciudad Desierta...

Principito dijo...

"lo importante es invisible a los ojos"
Querida dalia: debiste buscar bien en ese desierto...no viste lo esencial..., si te dejé era porque ya tenías lo que necesitabas, aunque no lo vieras todavía...

OPTICA TOSCANA.

La Rosa dijo...

tengo una mala noticia: no fue de casualidad yo queria que nos pasara, y tu lo dejaste pasar...