
Se oyen lamentos al otro lado de la mampara de hielo. Los seres están agotados de invierno y de cielos sólidos y opacos.
Necesitan el sol.
Por suerte, los días van aprendiendo a definir las sombras y la luz se va caldeando en un tono amarillento.
Antes de salir, por si acaso, pido a una planta de la orilla que me preste su ojo, cien por cient esférico y vegetal, y me sirva como periscopio.
Se ha ido la nieve y también las huellas de los animales en la nieve.
Es hora de regresar de debajo del agua.
Me seco y salgo.
Necesitan el sol.
Por suerte, los días van aprendiendo a definir las sombras y la luz se va caldeando en un tono amarillento.
Antes de salir, por si acaso, pido a una planta de la orilla que me preste su ojo, cien por cient esférico y vegetal, y me sirva como periscopio.
Se ha ido la nieve y también las huellas de los animales en la nieve.
Es hora de regresar de debajo del agua.
Me seco y salgo.