
Sí, un mediodía.
Si se iba a dedicar al olvido y a la Geometría, lo haría a fondo, hasta las radicales consecuencias.
Con este impulso, entregado a un olvido frenético y a una vertiginosa reducción de todas las formas, de pronto se le manifestó con forma de certeza, cuando borraba con nieve el último segmento perpendicular que le quedaba, que nunca podría reducir la línea recta, último reducto y principio de la Geometría, ni olvidar su nombre, principio primero de toda memoria: el nombre de ella.