El verano también llega a Patacosmia.
Es un buen momento para retirarse a una isla
y desde la serenidad que da sentirse rodeados de agua
volver a rempensar el mundo, el universo y a nosotros mismos,
y darnos una forma nueva, cambiar la configuración de las estrellas, los nombres de las constelaciones, la orografía de los continentes y las desembocaduras de los ríos, y si es preciso -o por capricho- también el sentido de la sangre en nuestros corazones.
Todo es posible en un verano, una ventana en el espacio-tiempo con tanta potencia como un ¡claaro!
Es un buen momento para retirarse a una isla
y desde la serenidad que da sentirse rodeados de agua
volver a rempensar el mundo, el universo y a nosotros mismos,
y darnos una forma nueva, cambiar la configuración de las estrellas, los nombres de las constelaciones, la orografía de los continentes y las desembocaduras de los ríos, y si es preciso -o por capricho- también el sentido de la sangre en nuestros corazones.
Todo es posible en un verano, una ventana en el espacio-tiempo con tanta potencia como un ¡claaro!
3 comentarios:
Yo quiero dos soles para que nuestra órbita a su alrededor sea el símbolo de infinito.
Yo quiero un que la tierra sea un planeta cuadrado, para jugar mejor a los dados.
Yo me conformo con canviar de ojos, de mirada.
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