27 marzo, 2008

PROBLEMAS DE INESTABILIDAD


Patacosmia, tiene el mismo status que esas islas en las que nunca ha nacido nadie y en las que nadie morirá.
Es un universo al que se llega y del que se va. En esencia, es movimiento. No obstante, debemos evitar que esta apreciación nos coduzca al equívoco de creer que se trata de un
universo de paso. Al contrario.
Durante un tiempo existieron ciertos problemas de intestabilidad. Si es que realmente pueden llamarse "problemas", e incluso "inestabilidad".
La solución que se halló, sin embargo, no carece de sentido y los resultados son inmejorables: al llegar, cada uno recibe un recipiente de papel marrón del que asoman los primeros conatos de cuatro o cinco árboles, según el caso y las circunstancias. De esta manera se cultiva la sensación de echar raíces.
A mí me han tocado: un avellano, un tilo, un abedul, un arce y una variedad de roble.

24 marzo, 2008

JACARANDAS


Por supuesto, en Patacosmia también existen estaciones. No obstante, debido a la intranquilidad y sospecha que aquí generan los ciclos largos -ya sean prolongados en espacio o en tiempo- se accedió a un sistema estacional que algunos adjetivan como "ciclotímico".
En esencia, es tan sencillo como que cada día cuenta con su parte alícuota de primavera, verano, otoño e invierno.
Hay que decir, por claridad, que aquí los días no tienen una durAción precisa o absoluta, sino que dependen de la voluntad de cada sujeto.
Tal es el respeto por el individuo, que en una de las claÚsulas del covenant se establece que si alguno quisiera -porque su ánimo así se lo indicara- permanecer un día entero en primavera, o en cualquiera de las otras estaciones, podrá hacerlo sin necesidad de pasar por las restantes.
Por mi parte, he quedado hipnotizado por el violeta de las jacarandas.

15 marzo, 2008

AVENIDAS



Más que a nivel de sonido, hablamos de niveles atmosféricos. Sin duda se trata de música de organillos la que se expande por las avenidas, pero no la escucho, si no que la respiro.

A las primeras bocanadas, mis pulmones reaccionan igual que ante la inhalación del humo de un cigarro cuya marca es desconocida -de estos que llaman de low cost-. No tardan, sine embargo, en exprimir placer de cada nota impresa en los cilindros.

Por cierto, por estas avenidas no circula nadie.


Deduzco, después de observar las señales luminosas de las balizas que coronan las colinas entre las que se encuentra La Ciudad, que todos han ido a presenciar el asesinato de Julio Cesar.
¿A qué edad he llegado?
Mejor. Así tendré tiempo para aclimatarme antes de las preguntas y de las respuestas.
Cuidaos de los Idus de Marzo.

06 marzo, 2008

LA CIUDAD

Ya es hora de que me acerque a la ciudad.
Temía el contacto humano. Más que nada por la lengua. Newman me ha tranquilizado.
Uno nunca sabe si va a ser capaz de pronunciar una palabra más o si la última que ha dicho será la última de todas. Así es el juego de los conjuntos con número tasado
Cómo todas las cosas que suceden en un espacio de tiempo limitado -la vida es uno de esos espacios, que limita al norte con el nacimiento y al sur con el océano de la muerte- su número siempre ha de ser finito: un número finito de veces que respiramos, un número finito de peras comeremos, un número finito de pares de zapatos gastaremos y así con todo. Hasta cumplir el número que cierra la serie y no hay otro que le siga.
Aunque las distancias no son exageradas, por lo que veo, aquí la gente es muy cómoda y utiliza avión hasta para ir del salón a la cocina o al baño.
Aunque otra explicación es que sea muy elevado el número finito de veces que tengan que tomar un avión, y en ese caso hay que comprender que lo utilicen dentro de sus casas.
¿Qué otra otra cosa podrían hacer?

04 marzo, 2008

TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN



Aún no me había recuperado de aquella imagen, cuando me encontré con un hombre barbado, quien muy risueñamente me dijo que podía llamarle Paul Newman.
Su respuesta me animò a preguntarle si era costumbre allí la transformación de los hombres en peces o, por contra, se trataba de algún festival lunar o de un singular lunático.
Paul Newman me contestó que no siempre había sido así, pero que desde que Anaximandro había postulado su teoría evolutiva -todo ser en su ascensión en la escalera de la evolución, en cada peldaño se acerca más al agua, hasta convertirse en agua- los habitantes de Patacosmia, por su amor a la Ciencia y a la Filosofía, intentaban probar, en la medida en que sus propias constituciones personales lo permitían, la mentada Ley de la Evolución.
Por nada del mundo hubieran dado un disgusto a Anaximandro convirtiéndose, por ejemplo en pájaros y evolucionando hasta convertirse en aire.
Sabían del sutil equilibrio emocional de científicos y filósofos: Una prueba que refutara sus doctrinas sería irreversible para ellos, algo nefasto, propiamente.
"¡Hay que darles ánimos, o no!" Se despidió Paul Newman.